Al ser la sede de la Unión Europea y la OTAN, la capital de Bélgica es a menudo denominada capital de Europa. Bruselas se lo ha ganado por ofrecer algo más que edificios gubernamentales. Gracias a su mezcla de lenguas y culturas supone un perfecto ejemplo de lo que significa el proyecto europeo.
Este mestizaje se ve representado en una vibrante escena de restauración y de vida nocturna que atrae a visitantes de todo el mundo. Su amplia oferta cultural, que incluye más de 80 museos, su agitada historia, su gastronomía y una cultura cervecera única en el mundo, son estímulos suficientes que empujan al viajero a repetir la visita.
Como ven, tenemos razones más que suficientes para llevarles a Bruselas y mostrarles todo lo que no pueden perderse de este magnífico destino.
Los clásicos: la Grand Place, la Place du Grand Sablon, el Palacio de Justicia
Para empezar a conocer esta ciudad no hay nada mejor que sumergirse en el centro y pasear por los lugares más representativos de la capital belga.
Empezando por la famosa Grand Place, construida como mercado en el siglo XIII, y que mide el pulso de la vida en Bruselas, llegamos a la popular estatua del Mannekem Pis, pequeña estatua de bronce de un niño orinando que se ha convertido en el símbolo de la ciudad.
La Place du Grand Sablon es un buen lugar para contemplar las típicas edificaciones de la ciudad, los amantes de las antigüedades podrán deleitarse con el mercado de antigüedades que se monta los fines de semana. Además la plaza está repleta de restaurantes donde comer algo a cualquier hora y de las famosas tiendas de chocolate belgas, auténticas boutique que tratan y exponen el chocolate como si de una joya se tratase.
El Palacio de Justicia resalta por sus dimensiones, siendo uno de los edificios construido en piedra más grande del planeta con 26.000 metros cuadrados y 104 metros de altura.
En la Place du Petit Sablon, singularmente curiosa por su fisonomía, les tenemos reservado un pequeño juego: intente identificar los oficios representados por las 48 estatuas de bronce dedicados a los gremios medievales.
Un segundo acertijo les espera subiendo a la parte alta de la ciudad, llegando al Palacio Real, compruebe si el rey de Bélgica se encuentra en la ciudad si ve que la bandera nacional iza en el edificio central.
Atravesando el parque de Bruselas, llegamos paseando a otro punto culminante de la ciudad: la catedral de San Miguel y Santa Gudula. Es uno de los edificios góticos más importante de Bélgica, y destaca por sus dos torres simétricas, su carrillón de 49 campanas y sus espléndidas vidrieras.
Para los que disfrutan con las buenas vistas
Desde la Plaza Poelaert, situada en la entrada principal del Palacio de Justicia, se obtienen unas de las mejores vistas panorámicas de Bruselas.
Mont des Arts, desde aquí en días despejados se consigue ver incluso el lejano Atomium, otro de los iconos de la ciudad.
En el Parque del Cincuentenario, situado en el corazón del barrio europeo, se puede subir al mirador del arco central para disfrutar de sus vistas.
Para los nostálgicos: la ruta del cómic
Seguramente su visita a Bruselas le evocará recuerdos de su infancia. Bélgica es uno de los países impulsores del cómic, con Tintín como exponente más destacado. Lo que comenzó en 1991 como solución para rehabilitar muros al descubierto en mal estado y sin mantenimiento, terminó como un proyecto cultural que rinde homenaje a artistas del cómic nacionales. Por ello no se sorprenda cuando, paseando por Bruselas, se tope con murales de gran dimensión con escenas de cómics de Tintín, los Pitufos, Lucky Luke, Asterix y Obelix, Spirou… hay una auténtica ruta del cómic donde volver a descubrir el niño que llevamos dentro.
Modernismo
El art nouveau que invadió toda Europa está particularmente representado en Bruselas con más de mil construcciones. Paseando por las calles de Bruselas podemos transportarnos a la belle époque, sentir el sonido de un gramófono y que formamos parte de esa sociedad liberal, desinhibida y ávida de experiencias nuevas que rompió con la rigidez establecida y prometía un nuevo mundo.
Patatas fritas y cerveza
Las patatas fritas en Bélgica van más allá de la pura gastronomía y forman parte de la cultura del país. Mire donde se mire siempre hay una tienda de patatas fritas (frituur, friterie o fritkot) donde degustar este delicioso manjar.
La cultura belga de la cerveza fue inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2016. En los bares y restaurantes de Bélgica la cerveza tiene un lugar destacado, por ello suelen disponer de una carta exclusiva donde presentan los tipos y marcas de cerveza que sirve cada local. Cervezas trapenses, pilsen, cerveza ale roja flamenca, las geuze… hasta 1500 marcas de cerveza y más de 700 perfiles de sabor diferentes. Aunque les parezca exagerado, merece la pena viajar a Bruselas solo para probar sus patatas fritas y su cerveza!.
Desea combrobar personalmente que no exageramos?
SATO Tours incluye la visita de Bruselas en interesantes combinaciones:
De Viena a París
De Viena a Bruselas
Países Bajos y París
De Praga a París
Berlín, Países Bajos y París
Esperamos poder transmitirles el espíritu europeo desde donde se toman las decisiones del futuro de nuestro continente.